domingo, 4 de octubre de 2020

Carta de agradecimiento a mí...

Querida Guille... 

Han pasado muchos años ya y la verdad nunca me detuve a agradecerte o felicitarte. Has mantenido la entereza y tu bondad pese a todo lo horrible que soportaste. Guardaste silencio para preservar a otros de un daño similar, pese a que quizás tu mayor temor era que te culparan por lo sucedido. Viviste mucho tiempo sintiendo culpa sobre todo aquello que te ocurrió, pero nunca planeaste venganza. Eso es algo de lo que siento orgullo. Y debes sentirlo también. 

Por otra parte nunca te detuviste. Y menos te diste por vencida. Continuaste, hasta las veces que lo usaste como impulso. Llevar la contra algunas veces no te resulto, pero otras si; y de las primeras aprendiste su enseñanza y las consideraste. Pediste perdón y lo mas importante te perdonaste. 

Te convertiste en una excelente mujer, reconociendo tus errores y debilidades, algunas que puedes cambiar, otras que sigues intentando.

Te mantuviste firme a tus principios, aún cuando representó postergar tus anhelos. Aprendiste que las personas dan lo que tienen y a agradecerlo. 

Te he visto sentada en el piso llorar hasta el cansancio y luego levantarte e intentar visualizar como seguir.

Debo felicitarte por todo. Pero sobre todo, por aprender que no necesitas la aprobación de los demás y que no importa cuanto tiempo te llevo aprenderlo, eres feliz. Aprendiste que el otro es justamente otro; al igual que sus opiniones, creencias y expresiones. Que aún cuando están dirigidas hacia algo que has hecho, tomar lo que te sirva para crecer, escuchar y desestimar si no se trata de nada constructivo.

Recordar el día en que supiste que tendrías que firmar con un apellido que ni siquiera sabias escribir bien. Convertirlo en legado como parte de tu persona, asumirlo y recuperar aquel que ese día ese sujeto te indico que por ley ya no te correspondía... Años después otra ley le daba el mismo valor al apellido de tu madre; fue entonces que lo volviste a usar aunque no figure en tu documento.

Siempre has encontrado el modo de continuar, de no detenerte; ni aun cuando la adversidad parecía haberse impuesto. Seguís gritando mucho, enojando demasiado seguido y no has cambiado ese atacar verbal (aunque debo reconocer, que has progresado en pensar un poco antes y en pedir perdón o advertir que te sientes de mal humor), pero aun no controlas tus arrebatos... No puedo ser imparcial al decirte si tienes razón o no...

Felicitaciones por tus títulos, pero por no parar de aprender siempre. Por reconocer que no sabes algo, y no dudar en aprenderlo. Debes valorar tus conocimientos, tus logros académicos y tu modo de concebir la educación... 

Debo dejarte por ahora, hacerte saber que el orgullo que sientes por todo, es el mismo que sentirían tu tío y tu abuelo...

Cuídate y sigue así, aprendiendo y reforzando tu ser interior!

No hay comentarios:

Publicar un comentario